Y morirme en ese pecho tuyo,
saborear la derrota de haber perdido mi inhibición ante tú mágica desnudez.
No dejes a la imaginación, perversa, y despoja esa prenda que esconde tus senos que me han de enloquecer...
Son las noches que abrazan mi lengua, es el espacio entre los amantes, es el pecado balanceando su cuerpo frente al engaño…
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